domingo, 24 de julio de 2011

No te soporto

Justo en este punto de la vida le viene a la cabeza una y otra vez no el recuerdo, sino la enorme cantidad de cosas que daría por volver a aquéllos días en los que fue tan egocéntricamente feliz a su lado.

Sabes que darías todos los billetes que tienes en la cartera, tus zapatos nuevos y los más viejos también, la colección de discos destruidos, el floppy que guardas como recuerdo. Personalmente, entregaría las zapatillas que usé en mi recital de ballet de antes de que entrara al kinder. Todas las fotos de su infancia.

Borrarías tus registros, tus huellas, lo que fuera necesario para volver a lo de antes, o en su defecto, volver a empezar. No te importan los progresos, también se los entregas, me corto el cabello cómo tú deseas, hablo en público - enfrente de la nación si quieres.

Cambias de profesión, pones a su nombre tus propiedades, me exilio en Argentina o Chile o cualquier lugar que tú elijas. Conviertes a las personas a tu alrededor en medios para obtener el fin: que eres tú. Por ella adelgazas, engordas o te operas!

Lo que sea, lo que sea para detener este huequito que se hace cada vez más hondo en el centro de mi pecho, en dónde he decidido y aprendido que está el alma y por lo tanto mis sentimientos por tí.

Me consumo, me asfixio. Tu indiferencia es todo lo malo concentrado en el cigarro que te fumas mientras no me extrañas, mientras no piensas en mí.

En esto.